En el día de la Epifanía del Señor, le doy gracias
por permitirme adorarlo como lo hicieron
los Magos de Oriente, y ofrecerle:
el oro por su realeza, con mi vida a su servicio;
el incienso por su divinidad, con el camino de santidad; y
la mirra por su humanidad, con evitar las tentaciones terrenales.
Le agradezco a su Sma. Madre las gracias recibidas
poniéndolas al servicio de los enfermos y desamparados.
Encomiendo al Espíritu Santo me brinde el don de la
piedad para ser sensible ante el dolor del prójimo y asistirlo.
Amén.
AMGD y BVM
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