En un nuevo día del Señor, le ruego me de humildad
para poner la otra mejilla, no litigar y dar al que pide.
Encomiendo a su Sma. Madre, proteja con su manto
celeste a los niños y jóvenes, y les envíe sus Ángeles
de la Guarda, para alejarlos de toda malignidad.
Le imploro al Espíritu Santo, venga e infunda en
mí el don de la piedad y el fruto de la caridad,
para ayudar al prójimo necesitado y acompañarlo.
Amén.
AMGD y BVM
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