En un nuevo día del Señor, le ruego me haga el
último para servir, pues he querido ser primero.
Encomiendo a su Sma. Madre a los pecadores
de soberbia y egoísmo, para que se conviertan
en humildes servidores por su salvación.
Le imploro al Espíritu Santo, venga y me
infunda el don del entendimiento y el fruto
de la modestia, para comprender la Palabra
y dar testimonio con humildad y sencillez.
Amén.
AMGD y BVM
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